Para asegurar una manipulación, distribución y entrega de mercancías sin problemas, un buen proceso de flejado se torna fundamental.
El flejado es la acción de colocar una cinta continua de material resistente alrededor de una mercancía para asegurarla. Entre sus usos más comunes, están: cerrar una caja, agrupar diferentes cajas para crear una sola unidad, y estabilizar una carga sobre un pallet (haciendo que su transporte sea más seguro).
Estas cintas son denominadas flejes, y están fabricadas de un material altamente resistente y flexible. Tales flejes pueden ser de: acero, plástico, poliéster o textil. Además, estas cintas pueden variar también en cuanto a dimensiones. El uso de un tipo de fleje u otro depende de su ámbito de aplicación.
Flejado manual: Consiste en colocar flejes utilizando una herramienta manual. Por su facilidad de uso, permiten un flejado rápido y seguro.
Flejado semiautomático: El operador rodea la mercancía con una cinta y la máquina completa el trabajo de flejado (tensado, sellado y corte). Por lo general, estas flejadoras son del tipo mesa.
Flejado automático: Es el flejado en el que una máquina se encarga de todo el proceso de forma automática, es decir, sin la intervención de un operador. También, en esta modalidad, el flejado puede configurarse para que la actividad sea manual, semiautomática o automática.
El flejado es un sistema que destaca por generar los siguientes beneficios:
Ofrece estabilidad a la mercancía, evitando caídas y movimientos bruscos durante su transporte.
Brinda seguridad a cajas individuales, garantizando que estas lleguen a su destino completamente cerradas.
Permite agrupar varias mercancías en un único bloque, facilitando su transporte y almacenamiento.
Proporciona firmeza a las cargas que van encima de un pallet, además de fijarlas a la estructura, haciendo que la manipulación de la mercancía sea más fácil, rápida y segura.
Compacta la mercancía, haciendo que el bloque ocupe menos espacio.
Genera un ahorro de dinero a mediano y largo plazo, dado los accidentes y daños que se evitan en sus diferentes etapas de manipulación y transporte.
Propicia una buena imagen de marca, puesto que los artículos se conservan y llegan a los clientes finales en perfectas condiciones.
Aumenta la rapidez en el proceso de embalaje, ya que las flejadoras, sin importar su tipo de mecanismo (manual, semiautomática o automática), ayudan a que los productos sean preparados con mayor velocidad.
El embalaje se refiere a todo el proceso para recubrir y proteger una mercancía (utilización de materiales amortiguadores, empaquetamiento, sellado y etiquetado). Mientras que el flejado alude únicamente a la actividad de acordonar una mercancía, constituyendo así una parte del proceso de embalaje.
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