El niño necesita desarrollar sus factores de protección, para ello el padre, madre o tutor que este bajo su responsabilidad debe tener en cuenta tanto los internos como los externos, de modo que pueda orientar al infante hacia un crecimiento saludable.
Factores de protección en los niños
Se pueden determinar una serie de factores protectores en el niño y en su entorno de vida, que son fundamentales para un desarrollo saludable.
Los siguientes se describen como factores de protección interna en niños:
- Autoconciencia: El niño puede evaluarse bien y sabe lo que puede hacer y quién es. Procesa la información y los requisitos para que no tenga que sentirse desamparado.
- Habilidades para resolver problemas: Los niños tienen ideas y experiencias sobre cómo resolver los problemas que surgen. Pueden desarrollar una estrategia, tanto mental como con sus ideas, de lo que pueden hacer para salir de una situación difícil.
- Autoeficacia: El niño ha tenido la experiencia de que no está expuesto a una circunstancia difícil, pero sigue siendo capaz de actuar y puede influir en la situación. La experiencia ha demostrado que no se está indefenso y es optimista que se puedan abordar bien las nuevas condiciones.
- La autorregulación (autocontrol): El niño puede controlar sus sentimientos y por lo mismo puede calmarse en situaciones difíciles.
- Habilidades sociales: El niño conoce a las personas que lo enfrentan y a las que puede pedir ayuda para que no se sienta solo. En caso de conflicto, se esfuerza por encontrar un compromiso y seguir siendo socialmente aceptable.
- Lidiar con el estrés: Incluso si es realmente agotador y el niño se siente muy estresado, trata de encontrar una manera y no se rinde. Su visión optimista de la vida lo ayuda a hacer esto.
Los factores de protección externa en el entorno del niño son:
- Asegurar experiencias de vínculo con al menos un cuidador: Los niños que pueden confiar en una persona de su entorno inmediato de forma segura y estable, suelen crear una relación de confianza con ellos que les permite sentirse elevados y protegidos cuando ocurren eventos estresantes. Esta persona brinda apoyo y orientación, pero también permite que se apliquen los propios deseos e ideas del niño.
- Buenas habilidades de afrontamiento de los padres en situaciones difíciles: Si los padres tienen una actitud positiva ante la vida y entienden los tiempos de crisis como tareas que pueden enfrentar, le transmiten al niño que pueden sentirse seguros y que se ocuparán de ellos juntos.
- Un clima de educación apreciativo y atento en el hogar de los padres y / o en las instituciones educativas (jardín de niños, escuela): un estilo de educación autorizado de los padres (confiar un poco en el niño, brindarle ayuda cuando la tarea es grande) ha demostrado ser particularmente propicio para la resiliencia. Los niños de familias cuya capacidad educativa fluctúa pueden encontrar "un segundo hogar" en el jardín de niños / escuela y experimentar estas vivencias como útiles y de apoyo para el desarrollo.
- Afiliación social, responsabilidad y requisitos de desempeño individualmente apropiados: Los niños se sienten autosuficientes y fuertes cuando pueden sentir que pertenecen a un grupo (familia, otros niños) y están involucrados en tareas que son responsabilidad de la comunidad. Esta experiencia fortalece sus factores individuales de protección interna.
No siempre se puede lidiar con eventos difíciles y estresantes. Por ello es importante apoyar a los niños en sus experiencias para que tengan la sensación de que pueden hacerlo y que sus factores de riesgo y protección están en equilibrio.
Recomendaciones para padres
Los padres quieren que sus niños estén bien y, pese a que, cada niño es diferente. Es por eso que no existe una fórmula mágica para un desarrollo saludable. Sin embargo, los siguientes aspectos pueden ayudar:
1) Estar atento a las necesidades físicas y de satisfacción adecuada: Los niños necesitan la oportunidad de dormir regularmente, sin molestias y de manera suficiente. Necesita alimentos variados y saludables, suficiente espacio y tiempo para moverse libremente.
2) Los niños tienen una gran necesidad de cercanía física y apego desde el nacimiento: Quieren saber que están seguros, que los padres están cercanos; necesitan confiabilidad y un sentido de pertenencia y solidaridad. Los hábitos, los rituales e incluso las rutinas diarias les dan seguridad. Los padres que proporcionan comidas y temporadas juntos, así como procedimientos recurrentes a la hora de acostarse, brindan a sus hijos el apoyo adecuado.
3) Prestar atención, apreciar y amar al niño: Los niños quieren ser vistos y respetados para que se sientan como personas y se experimenten amados. Hacen mucho por esto y a veces es difícil para los padres entender por qué su hijo ahora está jugando "en primer plano".
4) Proporcionar al niño orientación y seguridad: Especialmente los niños pequeños necesitan una regularidad y previsibilidad ordenadas en "su día", de cuándo y qué sucederá. Se orientan por esto y miran a los padres para ver si son predecibles y si se puede evaluar su comportamiento.
5) Permitir que el niño explore el mundo: Los niños quieren conocer y examinar su entorno; quieren saber cómo funciona algo y cómo se relaciona. Los padres pueden apoyarlos creando un ambiente estimulante para sus hijos (hogar, jardín, parque infantil, bosque, excursiones, etc.) y acompañándolos en sus descubrimientos.
6) Apoyar al niño en su autorrealización: Es necesario involucrarse en estos “periodos de desarrollo” de la autonomía en edad temprana: el niño quiere hacer todo "solo" y los padres a veces piensan que puede dar resultado, pero no es así, ya que está en etapa de aprendizaje y es ahí donde el padre puse requiere más bien de orientación. Al experimentar, el niño conoce sus propias habilidades y fortalezas y puede evaluarse mejor, de acuerdo con sus necesidades y su temperamento.
Es fundamental que los padres tengan presentes y ayuden a conocer los factores de protección para el niño, para resguardar el desarrollo saludable de este. Existen dos tipos de factores de protección, los internos que tienen que ver con la regulación interna del niño ante factores de riesgo y las externas en las que se encuentran más involucradas las personas que están al cuidado del niño. Además, se proporcionan recomendaciones para padres de modo que se favorezca el desarrollo saludable del niño.
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