La contratación es bastante cara y requiere mucho tiempo. En el momento en que una organización comienza a trabajar, se gasta una cantidad importante de recursos financieros y de tiempo en la incorporación de un nuevo empleado.
La adaptación es el proceso de ajuste mutuo del empleado a la organización y de la organización al empleado.
En cuanto al trabajador, se pueden distinguir dos tipos de adaptación:
- Primaria, es decir, el proceso de adaptación de los trabajadores que no tienen ninguna experiencia laboral. Este suele ser el caso de los graduados de las universidades;
- Secundario, es decir, el proceso de adaptación de los trabajadores que tienen experiencia laboral pero que se desplazan a un nuevo lugar de trabajo o a otra organización.
En general, la mayoría de los nuevos empleados, cuando empiezan un nuevo trabajo o llegan a una nueva organización, hacen todo lo posible por demostrar su valía de forma positiva. Sin embargo, trabajar en un nuevo empleo puede ir acompañado de aspectos negativos. Algunos de los temores de los trabajadores al fracaso del nuevo empleo se clasifican de la siguiente manera:
- Miedo a perder el trabajo (ser despedido por alguna razón)
- Temor a no ganarse el respeto de los colegas
- No poder hacer frente al nuevo trabajo
- Ausencia de experiencia o conocimientos
- Parecer incompetente
- Que no se identifique con el equipo de trabajo
- No encontrar un lenguaje común con el gerente
Asimismo, la necesidad de gestionar el proceso de adaptación es indiscutible, ya que las estadísticas de muchas organizaciones muestran un porcentaje especialmente elevado de despidos en el primer mes de trabajo de los nuevos empleados. Además, la mayoría de los accidentes se producen en el primer mes de trabajo.
Enfoques de la adaptación de los empleados
Las organizaciones que contratan a un nuevo empleado utilizan los enfoques "óptico", "militar" o "asociativo" para la incorporación.
1. Enfoque óptico
El enfoque óptico suele expresarse en términos de empieza a trabajar, te miraremos y luego discutiremos el salario y los derechos. Estos empresarios suelen creer que el mercado laboral está sobresaturado de personas de todos los niveles de cualificación y que cualquiera puede ser sustituido fácilmente. Este enfoque "óptico" hace que el candidato sienta que la organización no es seria y que no hay interés en su trabajo.
2. Enfoque militar
El enfoque militar es la frase duro en el entrenamiento, fácil en la batalla. Durante el periodo de prueba, el nuevo empleado recibe retos adicionales en forma de tareas especialmente difíciles y exigentes. A la vez, no se le familiariza con las prácticas existentes y no se le da ninguna explicación. A veces, las organizaciones que utilizan este enfoque limitan el periodo de empleo a un periodo de prueba para cada empleado para luego contratar al nuevo empleado.
En la mayoría de los casos, no se trata de un sistema rígido de explotación, sino de un intento de seleccionar a los mejores empleados, que puede acabar teniendo consecuencias negativas. Un empleado que ha superado el periodo de prueba en una organización de este tipo, o bien se relaja después de haber superado la prueba y cree que ya se ha asegurado una existencia tranquila, o bien se vengará del trato duro e injusto.
En organizaciones con un enfoque de tipo militar son inevitables las novatadas, es decir, la vida de cada empleado recién contratado será aún más difícil. Como resultado, la organización puede quedar totalmente excluida de la entrada de nuevos reclutas. La disciplina severa de los empleados recién contratados sólo tiene sentido si toda la política de personal es de la misma naturaleza y el empleado no notará el final del periodo de prueba.
3. Enfoque de asociación
El enfoque de asociación suele ser demostrado por organizaciones con un largo y variado historial de contratación. En esencia, este enfoque es un signo de una organización madura que entiende la necesidad de rapidez en la adecuación del candidato a los requisitos del puesto y, por lo tanto, la reducción de los costes inherentes a la contratación y la incorporación. Un empresario maduro entiende que ningún empleado es perfecto y que cada contratación es un compromiso entre las expectativas y la realidad.