Una reestructuración organizacional es un rediseño completo de una empresa. Comprende cambios en la forma en que se organizan los equipos, se toman decisiones y se gestionan los recursos.
¿En qué consiste la reestructuración organizacional?
Una reestructuración organizacional es un proceso integral que busca transformar fundamentalmente la manera en que una empresa está configurada y opera, con el objetivo de mejorar su desempeño, rentabilidad, adaptabilidad y competitividad.
Existen varias razones que pueden motivar a una empresa a realizar un ajuste de este tipo:
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Reducción de costos.
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Mejora de la cultura organizacional.
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Alineación de la estructura con nuevas tecnologías.
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Redistribución de recursos para áreas prioritarias.
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Maximización del uso del talento humano.
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Resolución de conflictos internos.
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Cumplimiento de regulaciones o normativas.
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Reasignación de roles.
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Incremento de la capacidad de respuesta ante crisis.
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Adaptación a cambios en el mercado.
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Fusiones y adquisiciones.
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Mejora de la comunicación y coordinación interna.
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Alineación de la estructura con los objetivos estratégicos.
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Fomento de la innovación.
Para que un proceso de reestructuración organizacional se considere como tal, este debe implicar alteraciones importantes en diversos aspectos de la organización, como la estructura jerárquica, los procesos operativos, la cultura empresarial o la estrategia corporativa. Estos cambios no son "simplemente ajustes menores", sino transformaciones enteras, que impactan en la manera en que la empresa funciona en su totalidad.
Es decir, los cambios realizados durante la reestructuración deben tener un impacto tangible en la organización, y manifestarse en una mejora en la eficiencia, una mayor capacidad de adaptación a cambios en el entorno empresarial, un incremento en la competitividad, una optimización de los recursos disponibles, etc.
También, es destacable tener en cuenta que una reestructuración es un proceso planificado y sistemático (no es algo improvisado), por lo que, antes de ponerse manos a la obra, es necesario primeramente la identificación de puntos a mejorar, la definición de objetivos, la elaboración de estrategias para alcanzar dichos objetivos y la asignación de los recursos necesarios.
Aunque los cambios realizados durante la reestructuración pueden conllevar sacrificios a corto plazo, el objetivo principal es garantizar la viabilidad y el éxito a largo plazo de la empresa. Por ende, la reestructuración se enfoca fundamentalmente en crear una base sólida, y esta servirá para el crecimiento futuro de la entidad.
Desventajas de un proceso de reestructuración organizacional
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Por lo general, es un proceso costoso.
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Si no se realiza con una planificación, la nueva estructura puede generar confusiones sobre quién es responsable de qué.
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Durante la transición, es posible que la productividad disminuya debido a la reorganización de diversos elementos implicados.
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Como en todo proceso de cambio, puede surgir la llamada "resistencia al cambio" por parte del personal de trabajo.
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Los líderes pueden verse abrumados por las demandas del proceso de reestructuración, pudiendo distraerse de otras responsabilidades importantes.