La teoría de los recursos y capacidades de la empresa surge en el seno de la dirección estratégica bajo la premisa fundamental de la existencia de heterogeneidad entre las empresas en lo que a dotación de recursos y capacidades se refiere.
Una heterogeneidad que explica las diferencias de resultados entre ellas. La empresa se considera como un conjunto único de recursos y capacidades heterogéneas, las cuales se han obtenido a través de su historia, de su funcionamiento y de las decisiones que se han adoptado a lo largo de su vida. Dichos recursos y capacidades no se pueden comprar y vender libremente en el mercado.
La premisa de partida de la teoría de los recursos y capacidades es que la rentabilidad de la empresa depende de ambos y éstos no son ilimitados, siendo la principal diferencia entre las empresas el que tengan distintos recursos, a pesar de actuar en un mismo ámbito, o que los usen de modo diferente.
La empresa debe comenzar identificando cuáles son sus recursos y capacidades, con la finalidad de poder conocer profundamente en qué elementos esenciales puede fundamentar su estrategia. Parece esta una cuestión trivial y casi vacía de contenido, pero imaginemos que entre nuestras capacidades está una extraordinaria flexibilidad para adaptarnos al mercado, pues ella nos haría poderosos y si entre nuestros recursos contamos con un know-how diferenciador, qué duda cabe que también constituiría un elemento que marcaría la diferencia.
La conceptualización de la empresa como demandante de recursos productivos constituye el fundamento de la teoría de los recursos y capacidades, que se basa en que la posición competitiva de la empresa depende de la especialización de sus recursos, activos y habilidades.
Los recursos se pueden definir como aquellos inputs del proceso productivo o factores disponibles de la empresa, que son de su propiedad o recaen bajo su control. El concepto engloba elementos empresariales como los activos financieros, el personal o las diferentes marcas comerciales (a veces se nos olvida y es éste uno de los activos mas importantes).
En este sentido, un recurso de la empresa puede ser desde la materia prima que es utilizada hasta el personal que trabaja en la misma.
Se establecen dos niveles de recursos:
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Los recursos considerados de forma individual: materias primas, el stock...etc.
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Las relaciones existentes entre los diferentes recursos.
Los recursos considerados de forma individual no son útiles para la empresa, sino que para que es necesario que sean gestionados y combinados adecuadamente por parte de ésta.
Por otro lado, por capacidad se entiende la forma de utilizar estos recursos de una forma eficiente. En un sentido más amplio de la definición, las capacidades serían las habilidades en el modo de organizarlos para poder desarrollar una determinada tarea, una combinación dinámica de recursos y de conductas coordinados para la realización eficaz de una determinada actividad.
Ello supone una gestión dinámica de los recursos, lo mas próxima posible al tiempo real, y también el incorporar herramientas de simulación.
Una forma de sintetizar los diferentes recursos de una empresa, sería esta división:
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Tangibles: Son fáciles de identificar, incluyen los activos físicos y financieros que crean valor para el cliente
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Intangibles: Son difíciles de contabilizar o imitar, suelen estar dentro de los procesos de negocio y se han desarrollado a lo largo del tiempo. Algunos de los más relevantes serían:
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Creatividad y capacidad de innovación: Habilidades tecnológicas, capacidad de nuevos desarrollos y capital humano
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Reputación: Imágen de marca y cartera de clientes
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Capacidades: Son las Competencias o habilidades que una empresa utiliza para transformar sus suministros, activos y recursos en productos o servicios. Lo ideal es tener la capacidad de combinar recursos tangibles e intangibles para obtener los objetivos estratégicos, por ejemplo, a través de:
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Excelente servicio sostventa
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Innovación en productos y servicios
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Habilidad para reclutar, motivar y retener el talento
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Análisis de las capacidades
Las capacidades son la forma en que la empresa despliega esos recursos, por lo que se suele asociar a la idea de “flujo”. Una sobrevaloración o infravaloración de las capacidades puede repercutir directamente en una estrategia equivocada, por lo que el análisis de las mismas es muy importante.
Al hablar de capacidades, se entiende que se está hablando de las capacidades de la organización y no de los individuos. De hecho, las habilidades individuales suelen repercutir a nivel de la empresa, lo que recibe el nombre de rutina organizativa, y por lo tanto, se convierten en una capacidad de la organización. En un sentido amplio, la organización podría estudiarse como una gran red de rutinas.
Se destacan 4 rasgos fundamentales de las capacidades:
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Relación con los recursos: Capacidades y recursos están estrechamente ligados. Una empresa difícilmente podrá desempeñar un papel importante con unos recursos escasos, y viceversa.
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Relación entre eficiencia y flexibilidad: Las rutinas organizativas implican un patrón de conducta, por lo que es complicado para las organizaciones plantear respuestas coordinadas para problemas que se presentan con poca frecuencia. Por lo tanto es necesario que haya una estrecha relación entre flexibilidad de los hábitos de la organización como eficiencia en el desarrollo de los mismos.
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Economías de experiencia: Las capacidades de la organización son desarrolladas a través de la experiencia, lo que permite perfeccionarlas a lo largo del tiempo. Esta es una de las ventajas de las empresas ya establecidas en un mercado frente a otras emergentes.
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Complejidad de las capacidades: Algunas capacidades necesitan una combinación de interacciones de capacidades, o de determinados recursos.
Evaluación de recursos y capacidades
Las capacidades que permiten a la organización obtener ventajas competitivas son las llamadas capacidades estratégicas. Así pues, existe una estrecha interdependencia entre los recursos y las capacidades en el sentido de que las segundas descansan sobre los primeros, a la vez, que aquéllas contribuyen a aumentar el stock de recursos.
Esta interdependencia es tal que pueden llegar a confundirse ambos conceptos, por lo que Conner (1991) manifiesta la necesidad de establecer una jerarquía que permita delimitar con precisión cuáles son unos y otras, lo que se traducirá en un mayor poder explicativo de tales conceptos.
Un análisis común de los recursos y capacidades de una empresa, supone el que habrá que evaluar, en un sentido amplio:
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La posibilidad de la empresa de obtener una ventaja competitiva en la gestión de esos recursos y capacidades
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La posibilidad de mantenerlos en el tiempo. (sostenibilidad).
Con este fin, y más particularmente, habría que estudiar los siguientes criterios de evaluación:
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Apropiabilidad
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Durabilidad
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Transferibilidad
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Reproductibilidad