Es probable que hayas escuchado esto muchas veces: "No uses contraseñas débiles". Sin embargo, entre tanto recordatorio, puede que pienses que este tema es algo exagerado o que a ti no te pasará. Pero la realidad es que vivimos en un mundo donde la mayor parte de nuestra vida está online: correos, redes sociales, compras, cuentas bancarias… ¿de verdad quieres proteger todo eso con algo tan fácil como "123456"? Te aseguro que no.
Las contraseñas débiles son como dejar las llaves de tu casa bajo el felpudo con un letrero que dice "Aquí están". Los ciberdelincuentes están a la caza de estas llaves fáciles. De hecho, las contraseñas más comunes son las primeras que prueban, y muchas veces no tienen que esforzarse mucho. Pero no te preocupes, mejorar tu seguridad no es tan difícil como parece, y no tienes que volverte un experto en ciberseguridad para hacerlo bien. Solo necesitas seguir unos cuantos consejos prácticos para dejar de emplear contraseñas débiles de una vez por todas.
Lo primero: deja de usar contraseñas obvias
Este es el paso más básico, pero también el más importante. ¿Todavía usas algo como "123456", "qwerty" o "contraseña"? Necesitas urgentemente deshacerte de ellas. Estas son las primeras que los hackers prueban cuando intentan acceder a cuentas. Y no es porque sean genios del mal, sino porque son las que más gente usa, y lamentablemente, siguen siendo muy comunes.
Una buena contraseña no debería ser algo fácil de adivinar, como tu nombre, tu cumpleaños o la palabra "admin" (sí, muchos usan esa). Cambiarlas es el primer paso para protegerte de posibles problemas.
Usa frases largas y fáciles de recordar
Aquí viene un truco que mucha gente no considera: en vez de crear contraseñas cortas y complicadas que no vas a recordar, ¿por qué no hacerlas largas pero fáciles de recordar? Te doy un ejemplo: imagina que tu contraseña es "AmoLeerLibrosDeMisterio23". Es fácil para ti, porque es algo que te gusta, pero a la vez es larga y compleja para los demás.
Las frases largas son más difíciles de romper para los hackers y, si usas las frases adecuadas, serán fácilmente recordables por ti. Piensa en algo que te guste, agrégale algunos números o símbolos y listo. Ya tienes una contraseña bastante sólida.
Aprovecha los gestores de contraseñas
Si lo de las frases largas no te convence o simplemente no quieres lidiar con recordar decenas de contraseñas diferentes, un gestor de contraseñas es lo que estás buscando. Estos programas, además de guardar tus contraseñas, son capaces de generar contraseñas seguras por ti. Solo necesitas recordar una contraseña maestra (que sí debe ser fuerte) y el gestor se encarga del resto.
Sé que al principio puede sonar un poco intimidante, pero una vez que te acostumbras, te preguntarás cómo es que pudiste sobrevivir sin uno. Además, muchos gestores también te avisan si una contraseña ha sido comprometida en alguna filtración, lo cual es un plus para tu seguridad.
La autenticación de dos pasos
La autenticación de dos factores (2FA) es algo que deberías empezar a usar ahora mismo si no lo haces ya. Básicamente, agrega una segunda capa de seguridad a tus cuentas. Aunque alguien logre adivinar o robar tu contraseña, necesitará esa segunda verificación para acceder, lo que lo hace mucho más difícil.
Este segundo paso puede ser un código que te envíen a tu teléfono o algo generado por una app. No es complicado de usar, y créeme, te sentirás mucho más seguro sabiendo que solo tú puedes acceder a tus cuentas, incluso si alguien obtiene tu contraseña.
Olvídate de reutilizar contraseñas
Este es otro error común que todos cometemos alguna vez. Usar la misma contraseña para varias cuentas es cómodo, pero muy peligroso. Si un hacker consigue una de tus contraseñas, tiene acceso a todo. Es como si una llave abriera todas las puertas de tu casa, tu oficina y tu coche. No es una buena idea.
Cada cuenta importante debería tener su propia contraseña única. Aquí es donde los gestores de contraseñas que mencioné antes te salvarán la vida, porque no tienes que recordar cada contraseña única, ellos lo hacen por ti.
Actualiza tus contraseñas de vez en cuando
¿Hace cuánto que no cambias tus contraseñas? Si la respuesta es "no me acuerdo" o "nunca", entonces es hora de hacer un cambio. Incluso si tienes una contraseña fuerte, con el tiempo puede volverse más vulnerable.
Actualizar tus contraseñas cada cierto tiempo (por ejemplo, cada seis meses) es una buena práctica. Y no tiene que ser un dolor de cabeza, especialmente si ya estás usando un gestor de contraseñas para recordarlas.
No es tan complicado como parece
Lo más importante es que esto no tiene que ser complicado. No tienes que volverte un paranoico de la ciberseguridad para mantenerte a salvo. Simplemente es cuestión de cambiar algunos hábitos, como evitar las contraseñas obvias, no reutilizarlas y usar herramientas que están ahí para hacerte la vida más fácil, como los gestores de contraseñas y la autenticación de dos factores.
No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Cambia esas contraseñas débiles de una vez por todas y duerme tranquilo sabiendo que tus cuentas están bien protegidas.