En los últimos años, la ciberseguridad se ha convertido en uno de los temas más críticos en el mundo digital. Esto, por supuesto, no es casualidad: vivimos en una era donde nuestra vida personal y profesional depende de la tecnología.
Pero aquí está el problema: este nivel de conectividad también nos hace vulnerables a las amenazas. Según un informe del Consorcio internacional de Certificación de Seguridad de Sistemas de Información (ISC)², el déficit global de profesionales en ciberseguridad alcanza los 3,4 millones, lo que significa que no hay suficiente talento para cubrir las necesidades actuales.
¿Por qué está pasando esto? ¿Qué factores están detrás de esta creciente necesidad de expertos en ciberseguridad? Te lo explico a continuación.
Ver también: ¿Qué estudiar para ser experto en ciberseguridad?
Razones detrás de la creciente demanda de profesionales en ciberseguridad
Los ataques cibernéticos son cada vez más frecuentes
El mundo digital es un terreno fértil para los ciberdelincuentes. ¿Sabías que cada 39 segundos ocurre un ataque cibernético en algún lugar del mundo? Esta cifra, aunque alarmante, refleja una realidad innegable: los ataques son cada vez más frecuentes (y sofisticados). Un ejemplo común es el ransomware, que es como un "secuestrador digital". Los hackers bloquean tus datos y piden un rescate para devolvértelos. En esencia, imagina que una empresa pierde acceso a todos sus archivos críticos durante días o semanas: las pérdidas económicas pueden ser devastadoras.
Además, no solo las grandes corporaciones son el objetivo, los pequeños negocios también lo son, y dado que muchas empresas pequeñas creen que no son lo suficientemente grandes o importantes como para llamar la atención de los ciberdelincuentes, no invierten en protección, y esto los atacantes lo saben.
También hay casos en los que los ataques no buscan dinero directamente, sino información sensible (como datos personales o secretos comerciales). Cada nuevo ataque pone en evidencia la necesidad de contar con expertos que sepan prevenirlos y, cuando ocurre lo peor, mitigarlos.
Proliferación de dispositivos conectados (IoT)
¿Tienes un reloj inteligente? ¿Un altavoz que responde a tu voz? ¿O tal vez un refrigerador que puede conectarse a internet? Bueno, todos estos dispositivos forman parte del llamado Internet de las Cosas (IoT). Aunque son súper prácticos, también presentan un riesgo enorme, ya que cada uno de estos dispositivos puede ser un punto de entrada para los ciberdelincuentes.
Por ejemplo, en 2016 ocurrió un ataque masivo llamado Mirai, en el que los criminales informáticos tomaron el control de miles de cámaras de seguridad y otros dispositivos IoT para lanzar un ataque que dejó fuera de servicio a grandes sitios web como Twitter (ahora X) y Netflix. ¿El problema? La mayoría de estos dispositivos no fueron diseñados con la seguridad como prioridad, un grave error, en efecto.
Es por ello que proteger estas redes tan diversas y complejas precisa de profesionales altamente capacitados que entiendan tanto la tecnología empleada como las estrategias de ataque.
Muchas empresas siguen operando con tecnologías obsoletas
Aunque suene increíble, muchas empresas todavía usan sistemas que tienen décadas de antigüedad. Esos sistemas, conocidos como "tecnologías legacy", son como los dinosaurios del mundo digital: funcionan, pero no están preparados para las amenazas actuales. Por ejemplo, un banco puede estar utilizando un software desarrollado en los años 90 porque actualizarlo sería costoso y complicado. Sin embargo, estos sistemas antiguos suelen tener agujeros de seguridad que los hackers pueden explotar fácilmente.
Un caso famoso fue el ataque de ransomware WannaCry en 2017, que afectó a hospitales, empresas y gobiernos en más de 150 países. ¿La causa principal? Muchas de estas organizaciones estaban usando versiones antiguas de Windows que ya no recibían actualizaciones de seguridad. Por eso, uno de los roles elementales de los profesionales en ciberseguridad es identificar estos riesgos y diseñar planes para modernizar los sistemas, sin interrumpir las operaciones diarias de la empresa.
Por un incremento del ciberespionaje
El ciberespionaje suena a película de espías, pero es una realidad. Países, organizaciones y empresas están constantemente en una "guerra invisible" para robar información estratégica. Por ejemplo, gobiernos pueden hackearse entre sí para obtener secretos de defensa, o empresas rivales pueden intentar robar fórmulas, diseños o estrategias.
Un ejemplo claro fue el hackeo de SolarWinds en 2020, donde atacantes supuestamente respaldados por un gobierno extranjero se infiltraron en redes gubernamentales y corporativas en todo el mundo. Este ataque, además de que comprometió información confidencial, también puso en jaque la confianza en la infraestructura digital global. Cada incidente como nos recuerda de esa necesidad de contar con profesionales que puedan detectar y detener estos ataques antes de que causen daños irreparables.
Más y más negocios están adoptando modelos digitales
Con la llegada de la pandemia, millones de negocios migraron al mundo digital de forma acelerada. Desde pequeños emprendedores que abrieron tiendas online hasta gigantes corporativos que implantaron el trabajo remoto, la digitalización está en su punto más alto. Esto es genial, pero también significa que hay más riesgos.
Por ejemplo, una empresa que trabaja en la nube (un modelo donde los datos se almacenan y acceden en servidores remotos) puede ser vulnerable a ataques que comprometan toda su operación. Aunado a esto, el simple hecho de que más empleados trabajen desde casa aumenta el riesgo de brechas de seguridad, ya que muchas veces se conectan desde redes no seguras.
¿Cómo ayudan los especialistas en ciberseguridad en estos casos? bueno, estos profesionales no solo protegen estas infraestructuras, sino que también educan a los empleados para evitar errores que puedan poner en peligro a toda la organización.
Para cumplir con regulaciones impuestas por gobiernos
En un esfuerzo por proteger la privacidad de las personas, muchos gobiernos han implementado regulaciones estrictas sobre cómo las empresas manejan los datos. Un ejemplo famoso es el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) en Europa, que impone multas millonarias a las empresas que no cumplan con sus estándares.
Esto ha generado una demanda masiva de expertos en ciberseguridad que puedan garantizar que las empresas cumplan con estas normativas. Por ejemplo, un profesional del área puede ser responsable de diseñar sistemas que almacenen y procesen datos de forma segura, además de garantizar que se respeten los derechos de los usuarios.
Amenazas internas (insider threats)
Cuando pensamos en amenazas cibernéticas, solemos imaginar hackers en algún lugar remoto. Pero la realidad es que muchas de las amenazas vienen de dentro.
Cuando hablamos de amenazas internas en ciberseguridad, nos referimos a los riesgos que provienen de las propias personas que trabajan dentro de una organización. Estas amenazas pueden dividirse en dos grandes categorías: intencionadas y accidentales:
1. Amenazas internas intencionadas
Un ejemplo común es un empleado descontento. Imagina que alguien dentro de una empresa está frustrado, quizás porque fue despedido, porque no consiguió un ascenso o porque tiene problemas con sus superiores. En su enojo, esta persona podría tomar represalias de manera digital: copiando información confidencial como listas de clientes, estrategias de negocio o datos financieros, y compartirla con competidores o venderla en el mercado negro. Casos de este tipo han ocurrido en empresas de todos los tamaños. Por ejemplo, un empleado de una compañía de software podría acceder a códigos de programación exclusivos y filtrarlos, lo que podría significar millones en pérdidas para la empresa. Por eso, es fundamental que las empresas limiten el acceso a la información confidencial y monitoreen el comportamiento inusual de sus empleados, especialmente si están en proceso de dejar la organización.
2. Amenazas internas accidentales
Por otro lado, no todas las amenazas internas son malintencionadas. Muchas veces, los empleados cometen errores por falta de conocimiento o de precaución. Un ejemplo típico es abrir un correo de phishing. El phishing es una técnica de engaño donde un ciberdelincuente envía un correo que parece legítimo (puede parecer que viene del banco, de un proveedor o inclusive del jefe de la empresa), pero que tiene un enlace o un archivo adjunto diseñado para robar información o instalar malware. Por ejemplo, un empleado podría recibir un correo que dice: "Urgente: haz clic aquí para actualizar tu contraseña de la empresa". Si hace clic en el enlace y proporciona su contraseña, sin saberlo, ha entregado las credenciales de acceso a los atacantes. Esto, evidentemente, puede dar lugar a problemas graves, como robo de datos, bloqueo de sistemas o pérdidas financieras.
Para resumir: La demanda de profesionales en ciberseguridad crece debido:
- Al aumento de ataques cibernéticos.
- A la expansión de dispositivos IoT.
- Al uso de tecnologías obsoletas.
- A la digitalización de negocios.
- A la necesidad de cumplir con regulaciones de protección de datos.
- A las amenazas internas en las organizaciones.
La ciberseguridad representa, sin lugar a dudas, uno de los principales retos de la era digital
Los riesgos están en todas partes, y la demanda de profesionales que puedan hacer frente a estos desafíos no para de crecer. Si estás pensando en especializarte en este campo, la Maestría en Ciberseguridad de CEUPE es una opción que deberías considerar.
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