By Blog de CEUPE on Lunes, 15 Octubre 2018
Category: PSICOLOGÍA

Neuronas espejo y aprendizaje

El incidente de la pasita Artículo de la revista Scientific American Mind, Volumen 17 no 2 abril/mayo 2006

Los neurocientíficos que descubrieron las células lo hicieron de casualidad. Tenían a un macaco con conexiones al cerebro, en la zona premotora, para estudiar su actividad neuronal a medida que tomaba distintos objetos. Uno de ellos se metió al cuarto y tomó una pasita.

El macaco, al ver la escena, activó las neuronas, de la misma manera que las había activado al ejecutar el movimiento, en esta ocasión, sin ejecutarlo. Con asombro, descubrieron que las células premotoras se activan, no sólo cuando el chimpancé ve la acción que está experimentando, sino también cuando escucha esta acción.

Este experimento en humanos reveló que el grupo de células o neuronas espejo era más numeroso y complejo. Se sitúan en una zona premotora de la corteza cerebral, entre las partes inferiores parietales. Esta zona se asocia con el movimiento y la percepción. Así el lóbulo parietal posterior, el temporal superior y las diferentes regiones se corresponden con nuestras habilidades para comprender no tan sólo nuestras emociones sino también las de otras personas, así como entender las intenciones y el uso del lenguaje.

De la acción a la comprensión

A diferencia de los macacos, los humanos usan las neuronas espejo para imitar acciones y entender su significado. Usamos las neuronas espejo para aprender todo, desde las primeras sonrisas y pasos hasta los pasos más sutiles en un baile. También las usamos para apreciar detalles, sentir el significado de una sonrisa, disfrutar con la sensación de golpear una pelota cuando vemos un buen partido de tenis.

Algunas personas que escuchan frases que describen acciones, activan un grupo de neuronas al igual que lo hubieran hecho si ellas las hubieran ejecutado, o si son testigos de esa acción, viendo a otras personas haciéndolo. Lo notable es que se activan mediante una representación mental abstracta, que pudo haber sido visual o visceral.

Es decir, estas neuronas juegan un papel interesante en la comprensión de las intenciones de los otros y también en la construcción social de las relaciones y la sensación de empatía.

Otros experimentos, han demostrado que las neuronas espejo nos ayudan a compartir con otras personas experiencias a medida que se reflejan en sus expresiones, dándonos una base biológica para la comprensión de la empatía y por los bien conocidos fenómenos de contagio de bostezos, risa, buen o mal humor, la sensación de asco al ver una cara de asco, etc.

Cuando el espejo se empaña

Aparentemente un déficit en el funcionamiento de estas neuronas está detrás de problemas de lenguaje, la falta de empatía que aísla a muchos niños con autismo. La investigación revela deficiencias tanto en el conjunto básico como en el complejo. Fotos con expresiones de emociones no activan las mismas neuronas en un niño autista que en un niño no autista. Ellos entendían las fotos desde el punto de vista cognitivo, pero no sentían nada. Desgraciadamente estos hallazgos no llevan a un tratamiento, sin embargo, podrían dar luz en el futuro.

Reflejo: la parte obscura

Ramachandran piensa que las células espejo juegan un papel esencial en el desarrollo de las habilidades sociales, las redes sociales, el conocimiento, y toda la estructura de la cultura, desde el uso de instrumentos hasta el vibrar con Shakespeare, desde la caza en grupo de colaboración hasta el baile de hip hop.

El cerebro no ha cambiado en mucho tiempo, el cambio se ha debido a la adaptación genética que les da a las células espejo un papel específico para acelerar los avances en comprensión, comunicación y aprendizaje. La información se pudo difundir, edificar y modificar para crear las bases de la cultura.

Es probable que estén implicadas en la influencia de los juegos violentos. Estos juegos refuerzan a un nivel muy básico neuronal, una asociación de placer y logro, asociados a infringir sufrimiento, una inercia que la sociedad no debería de querer impulsar.

Iacoboni especula que las células espejo pueden estar detrás de la violencia imitada, que puede suceder sin que medie la consciencia. Es decir, que escape a nuestro control voluntario.

 


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