“Una organización que respalda en acciones concretas y medidas de guía y disciplina su actitud ante la ética, en especial desde la alta dirección, envía un mensaje motivador a todos sus empleados.”
En las secuelas de la peor crisis económica y financiera en la historia de España en décadas, desde los legisladores a los inversores están tratando de hallar un responsable. Sin embargo, el origen de esta crisis no es un solo actor, sino una serie de problemas sistémicos y significativos en la forma con que las empresas españolas han organizado su gobierno corporativo, han supervisado sus procesos para disminuir el timo y, principalmente, han gestionado el riesgo evitando alcanzar objetivos sustentables, reducir el chantaje y cumplir con la legislación.
Hay nuevas oportunidades a perfiles que gestionen el riesgo ético y de compliance
Esta nueva situación abre amplias oportunidades de crecimiento para aquellos profesionales capaces de construir desde adentro de las organizaciones una cultura adecuada para gestionar riesgos en el camino de la sustentabilidad. Compliance no es un tema nuevo en el mundo. Estos profesionales deberán tomar el desafío de ocupar una posición que les permita identificar, tratar y comunicar riesgos de incumplimientos de una forma entendible para cada nivel de sus organizaciones. El costo de no hacerlo implicará importantes pérdidas económicas y de reputación. La cultura de hacer negocios sin entender los riesgos legales y la ética destruye la creación de valores intangibles.
Construir una cultura ética en respuesta de grupos de interés
La falta de un control efectivo sobre la actuación empresarial ha generado graves y largas consecuencias en la sociedad española, y ha tenido una respuesta de los mercados, legisladores, reguladores y demás grupos de interés. Estos cambios buscan una mejor delegación de funciones, independencia y pensamiento estratégico que genera el necesario tono de los superiores y permite sostener una cultura de negocios ética.
Las nuevas responsabilidades necesitan una capacitación especial para la toma de decisiones
Se necesita mejorar el sistema de organización de los comités de dirección y control para que, a partir de las responsabilidades de la alta dirección, pueda delegarlas a quienes toman decisiones en los niveles inferiores. Estas responsabilidades también implican que las organizaciones internamente deben adquirir un conocimiento nuevo y necesario para entender situaciones y planes de acción complejos.
Los comités de dirección necesitan mejores respuestas para la toma de decisiones sobre los reportes que reciben
Los miembros de los comités de dirección deben efectuar mejores preguntas para entender la verdadera situación de la posición de sus organizaciones. Este mayor escrutinio debe incluir a toda la información que comparten, desde la financiera hasta la no financiera, con crecientes reportes ambientales, de responsabilidad social, de riesgos estratégicos y empresariales, y sobre los planes de desarrollo y crecimiento. Este intercambio dará mayor trasparencia y seguridad a las funciones de gobierno corporativo, intercambiando opiniones desde direcciones que tienen enfoques complementarios. El compliance officer deberá, entonces, asegurarse de construir la infraestructura correcta de políticas y recursos de control para permitir a una organización maximizar las posibilidades de alcanzar sus objetivos cumpliendo las expectativas de sus grupos de interés.
La cultura ética depende sustancialmente de los incentivos a la alta dirección
Es muy importante la forma con que las organizaciones incentivan a sus directores y ejecutivos. Estas compensaciones incluyen, generalmente, incentivos por alcanzar logros de crecimiento, participación en el mercado y rentabilidad, que forman parte de bonos y otras remuneraciones variables en efectivo, acciones y otros privilegios.
El cumplimiento de reportes con información transparente es una ventaja competitiva
El activismo de los inversores fortalece los marcos de control y el reporte transparente de las empresas, incluyendo la comunicación de eventos relevantes tanto financieros como operativos. Los inversores necesitan entender cómo las compañías gestionan los riesgos de sus operaciones dentro del marco legal y sus expectativas, usan los recursos financieros de forma responsable y la forma con que mejoran sus métricas operativas. Sin embargo, la realidad es que, en general, las empresas proveen información cuando hay mayores responsabilidades de transparencia por parte de los reguladores, además de la presión de sus inversores. Ayudará a las empresas a gestionar mejor los riesgos y las oportunidades, y a contribuir a su crecimiento y sustentabilidad a largo plazo.
Compliance es un factor de motivación de los empleados
Una dimensión, generalmente no explorada en los libros de compliance legal o en los procesos de negocios, es el entendimiento del compliance desde la psicología organizacional. Explicando este fenómeno desde su ausencia, una organización se expone a riesgos de fraude si no pone de manifiesto en políticas sus normas de hacer negocios para construir una verdadera cultura de cumplimiento. Una organización que respalda en acciones concretas y medidas de guía y disciplina su actitud ante la ética, en especial desde la alta dirección, envía un mensaje motivador a todos sus empleados.
La ética es el denominador común para el buen gobierno corporativo
La globalización y la cambiante legislación de los negocios, siguiendo tendencias políticas, ha orientado el gobierno corporativo al concepto de cultura ética, ya que es un criterio común de decisión más allá de normas específicas. El gobierno corporativo determina la participación de la dirección en balancear controles a través de sus procedimientos, por ejemplo, cómo se ajustan los objetivos de rendimiento económico con los objetivos de desarrollo de las personas y cuidado del medio ambiente. El tratamiento de esta problemática dio origen al interés de acciones coordinadas entre el gobierno corporativo, la gestión de riesgos y el cumplimiento.
Podemos identificar varios elementos claves de un buen gobierno corporativo:
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Trasparencia en la información disponible que ha seguido con normas, reglas y regulaciones.
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Fuerza de ley para proteger imparcialmente los derechos de los inversores minoritarios.
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Participación directa o por representantes de los grupos de interés en las decisiones.
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Capacidad de respuesta a los pedidos de los grupos de interés en tiempo y calidad razonables.
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Equidad en las oportunidades de mantener y mejorar todos los grupos de interés.
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Efectividad en el uso de recursos, incluyendo los ambientales, para la consecución de los objetivos deseados.
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Sustentabilidad en el desarrollo de las actividades actuales con impacto en el futuro.
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Rendición de cuentas por asumir la responsabilidad de los efectos de las acciones llevadas a cabo para cumplir con los objetivos. El concepto lleva implícito a los mecanismos para delegar autoridad interna y externamente.
Las bases éticas son como las huellas dactilares. Nadie las tiene iguales, pero se dejan en todo lo que haces.
La globalización demanda un buen gobierno corporativo para atraer a inversionistas
Las empresas multinacionales se enfrentan a la globalización, que requiere cambios en su organización operativa, financiera y cultural. La gestión de riesgos globales también se ve facilitada por un gobierno sólido.
Los inversores internacionales reconocen que un buen gobierno corporativo mejora los rendimientos financieros a largo plazo. Estos inversores globales están dispuestos a pagar un premium por financiar o invertir en empresas con gobiernos maduros y formalizados.
Hay diferentes modelos de gobierno corporativo en el mundo como respuesta al grado de apertura y liberalización de los países.
El compliance officer debe ser:
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Íntegro en sus principios para evitar que compliance permita tomar atajos cortoplacistas, como es asegurar operaciones comerciales de forma corrupta.
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Integrado para poder sumar aliados en su misión, como auditoría interna y las demás funciones de control y soporte de gobierno.
Para el fortalecimiento ético, es muy importante la forma con que las organizaciones incentivan a sus directores y ejecutivos. Estas compensaciones incluyen, generalmente, incentivos por alcanzar logros de crecimiento, participación en el mercado y rentabilidad, que forman parte de bonos y otras remuneraciones variables en efectivo, acciones y otros privilegios.