En nuestra propuesta educativa y pedagógica es muy importante la comprensión del concepto de conflicto y de sus posibles soluciones. El conflicto es esencial, si no la esencia misma, de la experiencia artística (creativa o fruitiva), del juego, del funcionamiento de las inteligencias y de la existencia.
Aquí no utilizamos la palabra conflicto en su sentido más trivial, como choque o enfrentamiento, hablamos del conflicto como tensión, oposición entre elementos o personas, que es el motor mismo de la evolución, el crecimiento, la solución que comprende las partes opuestas y las resuelve en una. El conflicto es positivo en este sentido. Es un elemento básico de la vida que debemos comprender y solucionar como seres humanos.
Respecto al arte, el conflicto es a menudo el motor mismo de la narración, si hablamos de una novela o de una película; podemos interpretar la danza como el conflicto y la lucha del cuerpo con la gravedad. En el juego, también la dimensión agónica y conflictiva es evidente.
Las inteligencias están llamadas a crear soluciones a los problemas o conflictos; en esta perspectiva, la existencia humana es el encuentro y la solución de conflictos, entendidos no solamente como los problemas eventuales que ocurren a lo largo de la vida, sino también los esenciales o inherentes, como el crecimiento mismo, que es siempre marcado por el conflicto entre un estadio o fase de la vida y la siguiente (esto resulta particularmente evidente con la entrada en la adolescencia).
Pero lo que más nos interesa de los conflictos es su resolución y la dinámica que se generan alrededor de ella. Esto no quiere decir, claramente, que el conflicto es positivo en sí. Tenemos que buscarlo porque la mala gestión de los conflictos puede transformarse en violencia, y, a nivel sistemático y social, en guerra. Pero el diferencial que nos interesa es la actitud con la cual nos enfrentamos a los conflictos. Cultivar una actitud positiva, proactiva y resiliente es una de las finalidades de nuestro trabajo como educadores.
Para comprender el concepto de conflicto tenemos que acercarnos también a los conceptos relacionados de violencia y paz, todos según el acercamiento y la línea de los grandes pensadores contemporáneos de la no violencia y resolución de conflictos, como Galtung (2000) o Gaffhar Khan.
La violencia
Definimos la violencia como “la actitud o el comportamiento que constituye una violación o una privación al ser humano de una cosa que le es esencial como persona, integridad física, psíquica o moral, derechos, libertades...”.
La violencia puede ser ejercida por un individuo (torturador o maltratador), por una institución (prisión o campo de refugiados) o en una situación estructural (injusticia social).
Diferenciemos tres tipos de violencia:
- Violencia directa: implica la agresión física, como el asesinato, la tortura, la mutilación y otras formas de maltrato físico.
- Violencia estructural: cuando la estructura social genera pobreza, desempleo, falta de vivienda o malnutrición y falta de servicios.
- Violencia cultural: las teorías o pensamientos que justifican y legitiman la violencia estructural o directa. Está relacionada con la producción simbólica del ser humano (religión, cultura, idioma, arte); la violencia cultural también puede tomar el nombre de cultura de la violencia.
En los casos de guerras y conflictos internacionales, los tres tipos de violencia están presentes, y a menudo la violencia estructural es la causa de la violencia directa.
La paz
Tenemos que distinguir entre dos conceptos y acepciones de la paz, ambos aplicables al macrosistema internacional y al micropersonal y microgrupal:
- Paz negativa: ausencia de guerra y desórdenes internos. Concepción negativa de la paz porque se sustenta en la ausencia de conflictos, que puede ser alcanzada con violencia.
- Paz positiva: “(…) es el proceso de realización de la justicia en los diferentes niveles de la relación humana. Es un concepto dinámico que nos lleva a aflorar, afrontar y resolver los conflictos de forma no violenta y cuya finalidad es conseguir la armonía de la persona con ella misma, con la naturaleza y con las otras personas” (Galtung).
Construir la paz implica establecer relaciones entre las personas y crear las condiciones, económicas, culturales y estructurales para su instauración y mantenimiento. Los dos conceptos vienen de la acepción latina pax romana, que se parece a la paz negativa, y de la griega eirene, más cerca de la paz positiva.
El conflicto
Definimos el conflicto como aquella situación de disputa o divergencia en la que existe una contraposición de intereses o necesidades antagónicas entre dos o más partes.
Cuando estamos ante una situación tensa o donde las diferentes partes no logran encontrar un punto común, podemos ver claramente la necesidad de examinarnos. Cuando somos capaces de observarnos a nosotros mismos, observamos cómo no queremos salir de nuestra zona de confort a veces. Este planteamiento fijo aumenta el conflicto. Si no conseguimos desmovilizar la energía estancada, ambas partes quedan dañadas.
Hay diferentes posiciones a adoptar ante un conflicto:
- Yo gano y tú pierdes, la posición de competir sin resolver. Es una posición denominada “de fuerza bruta”, donde no cuenta el beneficio de ambos o encontrar un punto de encuentro, sino hacer valer los intereses de una parte. La parte relacional humana ha pasado a un segundo plano. Este modelo de competir sin resolver es propio de mentes infantiles, donde queremos eliminar al otro, marginarlo, expulsarlo o ridiculizarlo. Más presente en la etapa infantil que en la edad adulta.
- Ceder para no tener conflicto. En esta posición, una de las partes cede, sabiendo que no es justo, lo hace simplemente para evitar el conflicto. El mecanismo de evitación es muy fuerte, se ha ido anidando quizá desde la infancia, y explotan llegados a un punto. Al no esperar que exploten, puede ser que los daños colaterales sean muy fuertes.
- Huir ambos. En esta posición, las dos partes eluden que tienen un conflicto, hacen ver que no existe. Por miedo a afrontar un problema, lo agravan.
- Cooperando: ganar, ganar para ambas partes. Ambas partes son maduras y consiguen ver soluciones donde ambos ganen. Cooperar no quiere decir que no hagamos valer nuestros derechos, sino entrar en un espacio de resolución proactivo.
- Negociando. Llegar al punto del acuerdo no siempre es sencillo, hay muchos mecanismos ocultos que aparecen. Por eso, a menudo, se utilizan ciertos espacios de negociación que sirven para relajar la tensión del conflicto. Estar negociando no es haber resuelto el tema, es observar la posibilidad de entablar otro tipo de relación.
Nuestra propuesta pedagógica impulsa la aplicación del modelo cooperativo como solución a los conflictos, sean interpersonales, intrapersonales, grupales o sociales. La búsqueda consciente del consenso y el diálogo son los elementos que posibilitan esta propuesta.