Desde el punto de vista práctico, la cultura organizativa es un conjunto de tradiciones, valores, símbolos, actitudes comunes y actitudes de los miembros de la organización que han resistido el paso del tiempo. A su modo, es una expresión de la personalidad de una empresa determinada, una manifestación de sus diferencias con respecto a otras.
Características de la cultura organizativa
En este sentido, Stephen Robbins propone considerar la cultura organizativa a partir de las diez características más valoradas en una organización:
- Iniciativa personal
- Voluntad de asumir riesgos
- Orientación a la acción
- Coherencia de las acciones
- Garantizar la libre interacción, asistencia y apoyo de los subordinados por parte de los servicios de gestión
- Las normas e instrucciones utilizadas para controlar y supervisar el comportamiento de los empleados
- Grado de identificación de cada empleado con la organización
- Sistema de remuneración
- Voluntad del empleado de expresar abiertamente su opinión
- Nivel de interacción dentro de la organización, con una interacción expresada en jerarquía y subordinación formal
Nivel de interacción dentro de la organización, con una interacción expresada en jerarquía y subordinación formal.
Si se evalúa cualquier organización en función de estas diez características, se puede construir una imagen completa de la cultura organizativa, a partir de la cual se forman las percepciones generales de los empleados sobre la organización.
Las personas son las portadoras de la cultura organizativa.
Tipos de cultura organizativa
La cultura organizativa puede ser:
- Explícito: se registra de forma documentada (normas, instrucciones o reglamentos).
- Implícito: se refleja en la mente de una persona y se apoya en tradiciones y creencias. La cultura pseudoorganizativa es la cultura de las organizaciones mafiosas, de los narcotraficantes y de los terroristas.
Se distingue entre cultura organizativa:
- Extravertido: de cara al exterior, donde la misión está fuera de la propia organización.
- Intravertido: es mirar hacia el interior de la propia organización.
La finalidad de la cultura organizativa es ayudar a las personas a trabajar de forma más productiva y a obtener satisfacción de su trabajo. Si una persona se encuentra en una cultura organizativa que le es ajena, su actividad se ve condicionada, limitada. Por el contrario, si la cultura organizativa de la empresa y las orientaciones de valores del empleado coinciden, la actividad del empleado se vuelve más activa y, por tanto, aumenta la eficacia. De este modo es posible conseguir un efecto sinérgico.
El valor de la cultura organizativa reside también en el hecho de que es un factor de motivación para los empleados. La motivación es un estado que predispone a una persona a actuar de una manera específica y con un propósito. Si tenemos en cuenta la jerarquía de necesidades de Maslow, la cultura organizativa responderá a la necesidad de estatus social y participación en los asuntos de la empresa, y también facilitará su autoexpresión, que se encuentra en el nivel más alto de la pirámide de necesidades.
Funciones de la cultura organizativa
La cultura organizativa desempeña una serie de funciones:
- La función de protección consiste en crear una barrera que proteja a la organización de influencias externas indeseables.
- La función integradora, que refuerza el sistema de estabilidad social en la organización. La cultura organizativa es una especie de vínculo social que ayuda a mantener unida a la organización al establecer normas de comportamiento propias.
- La función reguladora, es un medio para conformar y controlar los comportamientos y las percepciones que son apropiados para la organización.
- La función adaptativa, la cual refleja un sentido de comunidad entre todos los miembros de la organización.
- La función de orientación de la cultura, que dirige las actividades de la organización y de sus participantes en la dirección deseada.
- La función motivacional, con la que se aumenta la implicación y la fidelidad a la organización.
- La función de la imagen, consiste en formar una determinada imagen de la organización que la distinga de cualquier otra.