Aceptamos que el fenómeno de Turismo Rural que conocemos hoy en día, surgió en la década de los 60-70 como alternativa al modelo de turismo tradicional, también conocido como turismo de masas.
En estas décadas en Europa se experimenta una tendencia a la especialización en la oferta turística, que surge por la aparición de nuevas motivaciones en la demanda, así como por el agotamiento del modelo tradicional. En los años 80 esta tendencia es ya una realidad afincada.
Los factores que explican la evolución reciente del turismo rural se enmarcan y forman parte de los factores generales de desarrollo del turismo y de las nuevas tendencias de la oferta y la demanda del sector:
- Los cambios en el comportamiento de la demanda: El nuevo modelo social crea un nuevo consumidor, el nuevo turista, que ya no busca servicios, sino que desea experiencias que satisfagan su sistema emocional (Bordás, 2003).
- Los cambios en los procesos productivos y la aparición de nuevos hábitos de consumo.
- La revalorización de lo cultural y lo natural. La nueva cultura de lo ECO y la puesta en valor del espacio natural.
Con todo ello, el turismo rural surge como resultado de un conjunto de circunstancias que caracterizan la sociedad actual, que han conducido a adoptar nuevas tendencias del consumo turístico y recreativo y que, en sus distintas concreciones, constituyen los fundamentos y factores del desarrollo del turismo rural.
Estos factores son:
- Decadencia socioeconómica del mundo rural. El turismo rural surge por la necesidad de los agricultores (europeos) de encontrar complementos a las rentas agrarias, progresivamente en declive, a la vez que es una respuesta a la oportunidad que les supone la existencia de una demanda por parte de los moradores de las urbes. Constituye así el turismo rural un elemento de diversificación económica en el medio rural de primer orden, constituyéndose como una herramienta de creación de empleo para jóvenes y mujeres, y en definitiva un instrumento de lucha contra el despoblamiento rural (que tuvo gran incidencia en la Europa de los años `50 y `60). La crisis del medio rural, como también se ha llegado a denominar, confluyó en toda una serie de propuestas desarrollistas encaminadas hacia la diversificación de los espacios rurales, bien mediante la introducción de nuevos sistemas y cultivos, o bien, como en el caso del turismo rural, mediante la búsqueda de actividades económicas complementarias a las rentas agrarias.
- Conjunto de transformaciones en los gustos y exigencias de la demanda turística que se han prodeucido en las últimas décadas. Las nuevas demandas, exigencias y modas de la sociedad postindustrial conforman en su conjunto un sustrato sociocultural proclive a lo “natural”, sustrato que es producto de la transformación de valores y estilos de vida que se viene produciendo en el mundo occidental desde los años sesenta. La aparición del turismo rural como modalidad de actividad turística, tiene sus raíces en el cambio cultural de las sociedades postindustriales, donde aparecen como factores relevantes, según Echamendi Llorente (2002):
- La consolidación de una cultura de lo ambiental como estilo de vida, con la consiguiente configuración de lo “natural” de y lo “ecológico” como tales bienes de consumo.
- La reacción frente al stress y a los modos acelerados de la vida urbana en la actualidad.
- Y el paulatino agotamiento de los modelos turísticos fordistas.
Estos cambios han sido constatados por la Comisión Europea (1990). Así en la Comunicación COM/90/438, documento que contrasta una significativa evolución en los componentes de la demanda turística derivada de la saturación de las modalidades turísticas tradicionales articuladas básicamente en torno al modelo “sol y playa” y de las mayores posibilidades de ocio de los europeos, la Comisión estipula que: “Los europeos tiene cada vez más vacaciones, pero su duración media es cada vez más corta, lo cual refleja una mayor fragmentación de las estancias, fragmentación que supone mayor diversidad en el empleo de las vacaciones y el surtimiento de una demanda de ocio que permita actividades deportivas o, disfrute de la naturaleza o, simplemente descansar. Tal interés por el ocio activo estimulado por la prensa y la medicina preventiva, constituye ya parte de la forma de vida de la mayoría de los europeos y no europeos.”
Este cambio en las tendencias y gustos de un segmento cada vez más significativo de la Demanda Turística, buscando una mayor “autenticidad” del producto y una mayor calidad medioambiental, que desea vivir su tiempo de ocio en unos escenarios naturales y mejor conservados que los habituales del lugar de residencia, ha venido avalado y estimulado por un cúmulo de circunstancias.
La progresiva extensión de estos segmentos de demanda ha provocado la conversión del espacio rural en un destino vacacional, cada vez más atractivo para el habitante del medio urbano que trata de huir de la masificación y el estrés de la urbe, configurando al espacio rural como el ámbito idóneo para el despliegue de un amplio abanico de iniciativas y actividades, confirmando la tenencia hacia un uso lúdico del espacio rural, desde una perspectiva eminentemente activa, dinámica y creadora.
Estas tendencias de la demanda confirman, siguiendo a García Lorca, la revalorización del medio natural y de las actividades tradicionales, la calidad y el disfrute de los momentos vitales en un espacio menos saturado y más armónico con el entorno. Tendencia plenamente aceptada por los agentes operadores del turismo, dada la proliferación en las ultimas décadas de agencias dedicadas exclusivamente a los viajes medioambientales, turismo ecológico, etc.
- Instrumentación del turismo rural por parte de las administraciones públicas como herramienta de fomento para el mundo rural. En el caso europeo el fomento del turismo rural constituye una constante en la evolución del fenómeno. La Unión Europea ha realizado una consistente apuesta por la promoción y desarrollo del turismo rural financiada desde los Fondos Estructurales Europeos, en particular del Fondo europeo de desarrollo regional (FEDER), articulándose a través de Programas, Iniciativas Comunitarias y Medidas comunitarias de apoyo. Del conjunto de instrumentos destaca de forma obvia la Iniciativa Comunitaria “LEADER” orientada al desarrollo rural que en sus distintas formulaciones (LEADER I 1992- 94; LEADER II, 1994-99; LEADER PLUS, 2000-2006) ha constituido una referencia central en materia de turismo rural en toda Europa. Asimismo, la Iniciativa Comunitaria INTERREG de desarrollo Transfronterizo, en sus áreas de aplicación los territorios fronterizos, también ha situado al Turismo Rural como uno de sus ejes de actuación, sobre todo en las últimas formulaciones (INTERREG II 1994-99, e INTERREG III 2000-2006). Igualmente, el programa comunitario de Desarrollo Local, LEDA (1986- 1992), o los Programas Integrados Mediterráneos (PIM, 1985-90). A nivel internacional, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE lanzó el programa “Iniciativas Locales de Empleo” (ILE) apostando por el Turismo rural como dinamizador socioeconómico del contexto. A escala nacional, en el caso español, tanto la administración central, como las distintas autonomías desde los años `90 ha desarrollado diferentes proyectos y políticas de promoción y desarrollo del turismo rural, surgiendo inclusive proyectos de índole local. El denominador común a todos estos proyectos, programas e iniciativas es que todos ellos promueven el turismo rural como un instrumento para la consecución de unos objetivos de índole socio-económica:
- Frenar el éxodo rural y fijar población
- Diversificar la economía de las zonas rurales
- Facilitar la generación de nuevas iniciativas empresariales en el medio rural
- Generar empleo
- Mejora de la calidad de vida en el medio rural