La buena gestión empresarial consiste en saber coordinar el conjunto de los recursos en función de un objetivo que se pretende a conseguir. Dentro de este plano, la política de costes de una empresa debe ser la base la competitividad. Antes de tomar cualquier decisión, es fundamental disponer de una estructura de costes transparente y organizada.
La gestión o política de costes de una empresa necesita tener claro, ante todo, cuáles son los gastos de producción, administración y venta del bien o servicio que se va comercializar. Para ello, lo primero es diferenciar entre tipos de costos, así como la posibilidad de reducir al máximo a los mismos.
Tipos de costes de una empresa
En términos técnicos, el coste es el valor del total de los insumos o servicios requeridos para la producción o ejecución del producto o servicio de una compañía. De acuerdo a la política de costes de la empresa, se decide si dar salida a un producto y su precio estimativo de venta.
Dentro de los costes, se cuentan lo siguientes:
- El consumo básico: es el que se necesita de manera directa para realizar el producto final.
- Los gastos industriales o servicios de fabricación.
- Los gastos comerciales: son los que se refieren a la venta y distribución.
- Los gastos administrativos.
Por otra parte, los costes pueden clasificarse también en varios apartados. A grandes rasgos, son los siguientes:
- Externos e internos: de acuerdo si se trata de una contabilidad general o analítica.
- De actividad o subactividad: según la situación de trabajo de los empleados u operarios.
- Directos, indirectos y semidirectos: los primeros son los vinculados directamente al producto final; los segundos se relacionan con el tiempo de producción; y los terceros a los gastos adicionales, externalizaciones, etc.
- Fijos y variables: son fijos los que permanecen sin variación durante un periodo de tiempo. Son variables los que se cuentan en de manera unitaria según la producción o el tiempo de la misma.
Un ejemplo de costo variable son la publicidad y campañas de marketing. En este punto, lo que se necesita para la gestión de costes es información acerca del piso mínimo y máximo de ventas que generaría esa inversión.
Cómo estructurar la política de costes de una empresa
En primer lugar, se debe definir un modelo de negocio, incluyendo el sector al que el producto o servicio está orientado. Por otra parte, una empresa que da sus primeros pasos debe ser flexible con su estructura de costes. Sobre todo, conviene saber que los costes variables son aquellos por los que es mejor apostar en primera instancia.
Otro punto estratégico para estructurar la política de costes de una empresa es saber buscar ventajas que resulten competitivas en el mediano y largo plazo. A continuación, algunas propuestas:
- Intervención en los costos básicos: en referencia al estudio del rendimiento eficiente de las materias primas, los contratos con los proveedores o el estado patrimonial, entre otros factores, que suman a un uso inteligente de los recursos.
- Intervención en los costos financieros: la política de costes de una empresa no deja de incluir la negociación con proveedores y bancos para ajuste de pasivos. Los saldos impagados a veces necesitan cambios radicales en la estructura de una compañía.
- Intervención en los gastos de estructura: en ocasiones son los empleados permanentes quienes acaban siendo precarizados en sus contratos. Las empresas reducen costes aplicando contratos a terceros, aumentando de esa forma la plusvalía.
Tecnología y política de descuentos
Una estructura de costes no puede dejar de lado, asimismo, ciertas herramientas inteligentes a la hora de una mayor rentabilidad. La tecnología reduce en gran medida los costes desde el punto de vista temporal, a la hora de, por ejemplo, comparar el precio de las materias primas. A su vez, el diálogo y la negociación con los proveedores debe ser permanente.
Los descuentos que puedan ofrecer los proveedores hacen posible tener un mayor stock de determinada materia prima. Sin embargo, las adquisiciones deben realizarse siempre en función de la capacidad de almacenamiento disponible.
En conclusión, la política de costes de una empresa se sirve de un gran número de elementos. El objetivo será, de este modo, enumerar activos y pasivos, dando mayor utilidad a los primeros y negociando permanentemente sobre los segundos. Por último, cabe destacar que, para una gestión exitosa, las relaciones comerciales y la capacidad de negociación son indispensables.