El neuromarketing es una disciplina que ha llegado con fuerza al mundo de los negocios. Su punto de partida son los estímulos emocionales del cliente, que se analizan para crear estrategias de venta.
¿Por qué es necesario el neuromarketing?
Las formas de vender han cambiado. También lo han hecho las necesidades de la gente y sus prioridades, además de los métodos de pago y las facilidades de envío. En consecuencia, y ante una oferta enorme en prácticamente todos tipos de productos y servicios, es fundamental influir en las decisiones de compra de los usuarios.
Desde Neuromarca explican lo siguiente: “La mayor parte de las decisiones se toma a nivel emocional y se justifican racionalmente. El neuromarketing busca respuestas sobre lo que pasa en nuestro cerebro cuando se toman las decisiones”. ¿Te has fijado en que en los centros comerciales suele haber un hilo de música? Cuando hay un ambiente tranquilo, te invita a pasar más tiempo allí y, por tanto, comprar más.
Por supuesto, el neuromarkerting no siempre ha estado ahí. Llegó cuando el centro de la estrategia dejó de ocuparlo el producto o la empresa para que lo ocupase el cliente. Entonces se desplegaron una serie de estrategias para conocerle mejor y enviarle mensajes personalizados, emocionales y que le dejaran huella.
¿Cómo actúa el neuromarketing?
Esta búsqueda de respuestas se hace a partir de la medición biométrica (electroencefalografía, resonancias magnéticas, ritmos cardíacos…) atendiendo a una serie de datos y análisis que tienen en cuenta factores psicológicos como la atención, la memoria o las emociones. Y es que a la hora de realizar una compra domina más una parte de nuestro cerebro que otra y, aunque pasa por muchas situaciones y estímulos, se impone una de ellas.
El cerebro del consumidor: la teoría de Paul McLean
Como hemos dicho, algunas zonas se activan más que otras según el “tipo de cerebro” del consumidor. ¿Alguna vez te has preguntado por qué compraste aquel vestido que tanto te gustaba en un primer momento pero que no te has puesto nunca? Posiblemente sea porque tienes un cerebro límbico, donde dominan las emociones y sentidos. Si por el contrario, eres prudente en tus compras y valoras mucho qué necesitas y qué no, predomina tu parte ‘neocórtex’ o racional. Por último, en el caso de que tu cerebro se active con las necesidades básicas del ser humano, eres del tipo reptil.
Esta clasificación la hizo Paul McLean con su Teoría evolutiva del cerebro triple. En ella explica que el mismo cerebro ha ido pasado por varias etapas a lo largo del tiempo. Los humanos nos hemos quedado con una parte de cada uno, mientras que los mamíferos inferiores no poseen la parte racional, pero sí las otras dos. El resto de vertebrados solo cuentan con el cerebro reptil, actuando mediante impulsos.
La forma de captar la atención del usuario, por tanto, es diferente hacia un consumidor que hacia otro. De la misma forma, no es igual de complicado que un usuario “límbico” compre tu producto respecto a que lo haga uno de tipo “racional” o incluso “reptil”.
Neuromarketing: un mercado incipiente
Neuromarketing es, a fin de cuentas, psicología del consumidor. Se trata de una ciencia que lleva relativamente poco tiempo en estudio y de la que aún queda mucho por descubrir. Las salidas laborales, teniendo en cuenta la especialización que supone esta área tanto en psicología como en marketing te abrirá las puertas de estos dos campos.
Previsiblemente, los procesos de compra, las tendencias de consumo y las necesidades de los usuarios irán evolucionando y será necesario, cada vez más, tener claro qué quieren y cómo lo quieren. Y ahí es donde actúa el experto en Neuromarketing. Algunas de las destrezas de estos especialistas son las siguientes:
- Predecir hábitos de consumo
- Intuir si un nuevo producto tendrá éxito
- Optimizar la experiencia del usuario
- Conocer cómo el cerebro humano atiende, recoge y almacena la información
- Comprobar la efectividad de las campañas publicitarias
- Obtener una mayor conexión emocional entre el usuario y marca
Estos objetivos te abrirán las puertas a campañas políticas (neuromarketing político), a la creación e impulso de marcas (branding), empresas de investigación de mercado o agencias de publicidad, entre muchas otras. Así, puedes formarte en Marketing (Máster en Marketing Digital, expedido por la Universidad Camilo José Cela) o Psicología (Máster en Psicodiagnóstico y Tests Proyectivos, expedido por el Centro Europeo de Postgrado) para posteriormente especializarte en neuromarketing.