By Blog de CEUPE on Miércoles, 15 Abril 2020
Category: PSICOLOGÍA

Emociones y sentimientos en la adolescencia

Las emociones y los sentimientos forman parte de la etapa adolescente, en la que el niño con ayuda del adulto puede ir reconociendo para tener un mejor desarrollo.

Las emociones y los sentimientos

Las emociones son uno de los tipos de procesos mentales que reflejan la actitud de una persona hacia sí misma y hacia el mundo que la rodea. Estas se encuentran estrechamente conectadas por dos ciencias: la psicología y la biología.

Las emociones son las vivencias de una persona que se dan en un determinado momento. La fuerza de la experiencia depende de cuán significativa sea la situación dada para la persona.

Pero además de la experiencia, esta lleva consigo el componente mental del mismo modo que un elemento biológico, ciertos cambios fisiológicos, ocurren en el cuerpo paralelamente a la vivencia.

Los sentimientos son una parte muy importante de cada una de las personas.

Ayudan a comprender los verdaderos deseos, a conocerse a uno mismo. Por microexpreciones de la cara se puede determinar, por ejemplo, si una persona está mintiendo o no.

Antes una aclaración, no existen emociones "malas" ni "buenas". Los psicólogos no usan tal clasificación, estas pueden ser positivos o negativos. Pero cada mínima parte de ellas es necesaria e importante para una persona, ya que realiza una determinada función.

Reacciones emocionales y la psique de los adolescentes

La adolescencia es un período de desarrollo intensivo y cambios en el ámbito emocional.

Entre los 11 a 14 años, los cambios bruscos de humor y la excitabilidad son especialmente característicos. En principio, todo lo que se experimentan es muy polar: todo es demasiado bueno o malo...

Es importante prestar atención a los problemas de los chicos de estas edades, teniendo un trato comprensivo para ayudarles a resolverlos.

Después de los 14 años, los adolescentes continúan explorando a sí mismos y al mundo, pero su estado emocional gradualmente se calma.

Los nuevos eventos no traerán tanta tormenta de sentimientos como antes. Serán más capaces de controlarse a sí mismos.

Consejos para ayudar a un adolescente:

Ayudar al adolescente es realmente necesario, para un buen desarrollo de este, pues no se le debería limitar solo al ámbito educativo.

En estas situaciones es imprescindible decirle que cada vez que "pierdan los estribos", se dé la oportunidad de calmarse y después de eso, hablar. Además, el adulto puede ayudar a tranquilizarlo, prestando atención a lo que dice hasta entablar un dialogo que le ayude a ver con más claridad el hecho ocurrido.

Así se le enseñará al adolescente a ser consciente de lo que está sucediendo y a resolver sus problemas a través de la comunicación, y no a través de gritos.

Muchas veces, no se es consciente de la herida profunda que puede quedar en el niño al no permitirle que exprese sus emociones.

Algunos adultos muy reservados nacen de niños cuyos padres no les permitieron expresar sus sentimientos, de la misma manera sufren el resto de su vida al no poder dejar salir sus emociones.

Las reacciones emocionales ocultas son una causa común de enfermedades psicosomáticas.

Estas son algunas frases comunes que no favorecen la manifestación de sentimientos: “lloras como niña”, “¡tan grande, y llorón!”, "¡no llores, que esto no es doloroso!"

La mayoría de estas expresiones van dirigidas al sexo masculino en sus primeras etapas de desarrollo infanto-juvenil, pero también se las dicen a niñas.

Invitar al adolescente a hacer un alto y hablar de forma consciente de lo está sucediendo en el ahora, de modo que pueda comprender con quién y por qué ha brotado un sentimiento en particular. Por ejemplo, para expresar: estoy enojado porque mi papá me prometió ir al cine y no lo hizo, en lugar de gritar, llorar o resentirse.

También vale la pena dominar formas de expulsar energía y sentimientos negativos. El movimiento, el deporte, la creatividad, la terapia de arte ayudan mucho, cada uno a lo suyo. Se necesita encontrar la actividad que más ayude.

La forma en la que los padres se comportan ante la presencia del niño, lo afecta bastante. Si el adulto grita y constantemente se le escuchan insultos, no sería una sorpresa que en un futuro el niño replicara los mismos hechos.

Po ello echar primero una mirada a sí mismo de cómo se expresan las emociones, facilitará que el niño muestre lo que realmente siente.

Para algunos, este consejo puede parecer extraño pues si a diario le preguntan al adolecente “cómo estás, cómo van las calificaciones en la escuela” y el responde que “bien” y aquí es donde termina el diálogo.

Es primordial pasar a otro nivel de dialogo con los chicos, uno más profundo. En el que los padres puedan conocer más del hijo y así ofrecer ayuda en el área que más falta haga.

La inteligencia emocional necesita ser desarrollada tanto por los padres como por el hijo.

Mirar cada arrebato emocional, no desde el punto de vista de un problema, sino desde una oportunidad a desarrollar.

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