La organización de eventos comienza siempre con una idea, una propuesta, la necesidad de alguien de organizar un evento o incluso con una obligación; y todo ello puede responder a las más variadas circunstancias.
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Estilos actuales
La clasificación o definición de un estilo estuvo históricamente asociada a un conjunto de criterios estéticos que reflejaban el gusto y la moda de una época y un lugar en particular, básicamente, en las residencias de la clase alta. En esa época, los muebles y los elementos de decoración se hacían a mano. Las familias influyentes o gobernantes establecían un estilo en base a sus gustos arquitectónicos y a los elementos decorativos que mandaban a confeccionar para ellos mismos. Esa arquitectura y mobiliario en palacios y mansiones definían en sí el estilo, por supuesto, hasta que llegara otro grupo de poder a reemplazarles.
Con la Revolución Industrial surgieron las primeras máquinas que permitieron hacer objetos en serie y poner al alcance de todos muebles y elementos que hasta allí eran solo para unos pocos. Desde entonces, los estilos se sucedieron con mayor frecuencia y de manera menos obvia, hasta volver flexible el concepto de un estilo en particular.
Actualmente, los estilos están constantemente mutando y reinterpretándose. Ya no se aplican exclusivamente a un lugar o a una cultura, ni responden a una época en particular, y no pueden definirse con tanta claridad.
Algunos de los estilos más conocidos son:
Minimalismo
El minimalismo es una tendencia cuyo origen está en la música, pero que influyó fuertemente al interiorismo y a la arquitectura. Surge en EE.UU. durante la década de los años 60 del siglo XX, pero su explosión vendría en los 70, reaccionando contra la catarata cromática del pop art, e invitando a un estilo más reposado en el que prevalecen los espacios amplios y los tonos suaves. Wollheim fue el primero que utilizó el término, sin embargo, es la frase ‘menos es más’, popularmente atribuida a 2, la que aparece como lema de esta corriente.
La reducción de las formas a lo elemental, así como la predilección por emocionar a través de la mínima expresión, fueron los principales criterios que eligieron los primeros minimalistas de la pintura y la escultura. Dentro de la arquitectura, el orden, la sobriedad y el alto influjo del racionalismo precedente, marcan la edificación en su conjunto. En la decoración, priman las líneas rectas, la ausencia de ornamentos y florituras, los muebles sencillos y funcionales, la disposición ordenada y los acabados finos.
El minimalismo es un movimiento fundamentalmente funcional y simple, sin embargo, su enfoque principal no es el funcionalismo como tampoco lo es la estética de un espacio, sino más bien la combinación total y perfecta de ambos aspectos. Utiliza el material en su forma más natural o simple, manteniendo siempre la monocromía, siendo el blanco el rey indiscutible. A diferencia de otros movimientos, el uso del vidrio no se vuelve un elemento primeramente funcional, sino más bien un aspecto compositivo básico de la obra, que resalta dramáticamente el efecto luz sombra de los edificios. La sobriedad geométrica y la carencia de ornamentación son tal vez las características que más distinguen este movimiento.
Estilo Rústico
Los colores que predominan en los interiores son los de las maderas y la piedra, complementándose con tonos terrosos, hueso, beige, tostado, arena, terracota, algunos verdes y tonalidades rojizas. En paredes, para aumentar la rusticidad de las mismas, se puedan emplear alguna de las diversas técnicas decorativas de pintura como esponjado, craquelado o veladura.
Una decoración rústica luce con muebles antiguos, arcones, distintos utensilios en forja negra, objetos en mimbre, muebles de ratán, jarrones de barro, pieles naturales, tejidos artesanales y adornos que, casi de una manera excesiva, completan el conjunto.
Estilo Clásico
La decoración de interiores con estilo clásico es un ejemplo de sofisticación y refinamiento. Los ambientes se visten con elegancia y los ornamentos se convierten en piezas de arte, para este estilo que es sinónimo de buen gusto y elegancia. Los materiales nobles son los favoritos, maderas como el roble, el haya y el cerezo; porcelanas, cristales, bronces, están presentes en la decoración. Las telas ricamente trabajadas, como brocados, sedas, terciopelos, son las ideales para la tapicería. Los colores claros son más adecuados para esta tendencia, los tonos crema, verdes, grises, amarillos, contribuyen a crear un ambiente sereno y suntuoso. Una de las principales características del estilo clásico es la abundancia de elementos, que provocan la sobrecarga de los ambientes. La simetría es la regente de la decoración.
Los muebles antiguos son los favoritos, pero también admite muebles clásicos en maderas nobles de fabricación actual. Se trata de elementos macizos de roble, caoba o cerezo, con frisos y escayolas.
La ornamentación con cuadros de marcos labrados, portarretratos, cubertería de plata, candelabros, porcelanas, objetos de plata o alpaca, pequeños muebles auxiliares, alfombras, gobelinos, arañas de cristal, apliques y lámparas de pie, aporta un toque de distinción y lujo.
Los cortinados tienen un papel dominante en la decoración clásica. Son pesados y dobles, colgados de barras de bronce o madera tallada. Los tejidos son le jacquard, los terciopelos, brocados, moire, en colores claros, o combinados con colores intensos como el burdeos, o el verde oscuro.
Se trata de un estilo que sobrevive al tiempo debido a la nobleza de sus líneas y materiales. Admite la incorporación de elementos modernos, siempre que sean de líneas simples y materiales de gran calidad.
Entre el mobiliario, se destacan las butacas, sofás, sillas, mesas de patas torneadas, bibliotecas, todas en maderas nobles y muy trabajadas.
Los ambientes son amplios y se encuentran recargados de objetos exquisitos, como mesas auxiliares, alfombras orientales, librerías y armarios. Estos espacios poblados de objetos, requieren de una iluminación indirecta, para evitar las sombras marcadas.
Las paredes del estilo clásico, adquieren protagonismo, recubriéndose de cuadros en marquetería, o con papeles pintados.
Estilo loft
El estilo loft se caracteriza por grandes superficies sin divisiones, con mucha luz y destacado aspecto fabril. El loft necesita de espacios amplios, preferentemente viejas fábricas o galpones (aunque también se puede construir un loft desde cero). Este estilo se destaca por la ausencia de divisiones, con zonas comunes conectadas entre sí, aunque podría haber zonas más privadas y separadas del resto. El estilo loft es ideal si te gustan los elementos rectilíneos y el orden. Además, es un estilo de decoración que juega mucho con las luces y con la overtura de espacios. La luz es importantísima en este estilo. La luz natural, proveniente de las ventanas y oberturas al exterior debe fluir con total libertad y fundirse con el espacio.
Otra característica distintiva del loft es el uso de dos plantas o entrepisos que, aunque comunicados, separan el área principal de salón, living y cocina, de los dormitorios, el estudio u otras habitaciones complementarias. La unión de ambas plantas generalmente se logra con escaleras de importante peso decorativo. La integración visual de todo ese gran espacio es de suma importancia, utilizando los pisos, paredes, materiales y colores para lograr uniformidad.
Kitsch
Destaca por el predominio del color y las formas, y por la utilización de elementos antiestéticos y chillones. Predominan los colores rosa chicle, azul cielo, verde manzana y rojo. Las texturas utilizadas son también muy variadas: el alambre, las pieles sintéticas, el cristal, el plástico y el papel. Muebles de forma rara, lámparas de lava, accesorios disparatados y toda clase de objetos que tengan que ver con el arte y con este tipo de cultura. Utiliza también cortinas de caireles y almohadones de pelo. En definitiva, cualquier tipo de estampado u objeto que sea llamativo y original.
Continuación...