La motivación se define como la fuerza que activa el comportamiento, lo dirige y subyace en toda acción. El impulso a la acción o motivo, puede ser provocado por un estímulo externo, y también, puede ser una respuesta a una fuerza interna generada por el raciocinio, relacionada con algún objetivo que el individuo quiere alcanzar.
Labor de la motivación
La dirección requiere la creación y mantenimiento de un medio o situación para que los individuos trabajen en la consecución de los objetivos de la organización. La función principal de un directivo es el logro de resultados a través de otros.
Parafraseando a Urcola (2011): la función de todo directivo implica sacar el óptimo rendimiento de los medios materiales de que se dispone y hacer productivas las fuerzas y capacidades de los colaboradores.
Los resultados y las personas forman parte de los pilares fundamentales de la organización, por eso, es imperativo encontrar el correcto balance entre ambos para evitar conflictos. La eficiencia directiva se consigue prestando la máxima atención tanto a los resultados como a las personas que participan en su consecución.
Por ello, es de suma importancia la óptima administración del factor humano, conocer qué interviene en el comportamiento y cómo desde la dirección, se puede influir para elevar el compromiso de las personas.
De acuerdo con Ian Papalia y Wendkos (1988): El comportamiento humano es un comportamiento finalista o motivado. Las personas hacen las cosas por alguna razón, cada acción responde a una necesidad, es así que el motivo es todo aquello que nos impulsa a actuar de determinada forma
La motivación se define como la fuerza que activa el comportamiento, lo dirige y subyace en toda acción. El impulso a la acción o motivo, puede ser provocado por un estímulo externo, y también, puede ser una respuesta a una fuerza interna generada por el raciocinio, relacionada con algún objetivo que el individuo quiere alcanzar.
Motivar desde la acción directiva implica provocar una conducta dirigida hacia la obtención de una meta. Los directivos deben conseguir que sus colaboradores realicen las tareas establecidas, para lo cual debe motivar a través del ofrecimiento de beneficios proponiéndoles retos atractivos.
El proceso motivacional
El proceso motivacional o ciclo motivacional se explica de la siguiente manera: el organismo humano permanece en estado de equilibrio emocional hasta que aparece un estímulo o una necesidad que lo rompe; esta necesidad provoca un estado de tensión que sustituye al anterior estado de equilibrio. Posteriormente, esta tensión que provoca la fijación de un objetivo conduce a un comportamiento o acción para alcanzar una forma de satisfacción de aquella necesidad. En la figura 1 se representan las etapas del ciclo de motivación.
Este ciclo puede presentar dos soluciones (Chiavenato, 1987):
- La satisfacción de las necesidades: Cuando se produce la satisfacción de la necesidad el organismo retorna a su estado de equilibrio inicial hasta que otro estímulo aparezca. Toda satisfacción es, por tanto, una liberación de la tensión o una descarga de tensiones que permite el retorno al equilibrio anterior.
- La frustración: Cuando no se consigue la satisfacción de las necesidades; por la existencia de algún obstáculo que impide satisfacer esa necesidad, la tensión existente no se libera y la consecuencia será un estado de frustración (insatisfacción), manteniéndose el estado de desequilibrio o de tensión.
Toda necesidad insatisfecha es motivadora del comportamiento; sin embargo, cuando una necesidad no es satisfecha dentro de un tiempo razonable, pasa a ser un motivo de frustración. Esta frustración puede provocar dos tipos de comportamientos:
1) La compensación o transferencia, de modo que cuando el individuo intenta satisfacer una necesidad imposible de ser satisfecha se produce la compensación mediante la satisfacción de otra necesidad complementaria o sustitutiva.
Las necesidades fisiológicas no tienen compensaciones o sustitutos mientras que las necesidades psicológicas y de autorrealización son más flexibles y posibilitan transferencias y compensaciones; por ejemplo, la necesidad de prestigio puede ser satisfecha por el éxito profesional, por el poder del dinero, por la preeminencia social, etc.
2) La frustración puede llevar a ciertas reacciones o comportamientos generalizados de desorganización del comportamiento, como conductas ilógicas y sin explicación aparente; agresividad física, verbal, simbólica, liberando así tensiones acumuladas; reacciones emocionales de ansiedad, aflicción, estados de intenso nerviosismo, insomnio, problemas de circulación y digestivos; y alineación y apatía como forma o mecanismo de defensa del ego.
Hay que tener presente que, salvo las necesidades fisiológicas, como el hambre, las necesidades no son independientes del entorno de una persona. Por eso, cuando analizamos el concepto de motivación no debemos olvidar que el grado de necesidades entre las personas varía según el momento y situación.