By Blog de CEUPE on Miércoles, 10 Octubre 2018
Category: PSICOLOGÍA

Catching the big fish de D. Lynch

“El misterio es lo que más amo, es el magnetismo de la vida, y me resulta maravilloso saber que de la mayoría de las cosas no conocemos absolutamente nada” (D. Lynch, 2008).

David Lynch es un multifacético artista estadounidense, conocido sobre todo por su obra cinematográfica. Es también pintor, productor musical, guionista, fotógrafo y diseñador. Sus películas y hasta una serie televisiva se han convertido en objeto de culto por representar un mundo onírico y perturbador que ha conquistado el gran público a nivel mundial. También en sus obras gráficas, sus pinturas y dibujos, se desvela la misma sensibilidad y capacidad de hacer surgir lo bello desde formas a veces hasta repulsivas.

Su cinematografía es, al mismo tiempo, muy variada en temas, técnicas y lenguajes: abarca el hiperrealismo de Una historia verdadera (1999), la ciencia ficción en Dune (1984), el universo gótico y onírico de Blue Velvet (1986) o lo pedagógico de El hombre elefante (1980).

Los títulos relevantes no se acaban aquí, entre ellos, su exordio cinematográfico, Erasehad, tildado desde el principio de obra maestra, hasta el más reciente Inlan Empire (2006) y, por supuesto, la serie televisiva Twin Peaks (1990-91).

Más allá de su filmografía, que recomendamos, lo que nos corresponde en este contexto respecto a D. Lynch es su reflexión sobre el proceso creativo, recogida en su libro Catching the big fish, traducido como Atrapa al pez dorado (2008), donde describe, entre notas autobiográficas, cómo encuentra y desarrolla nuevas ideas (el “big fish” del título) de manera muy personal a partir de una práctica diaria de relajación para encontrar las imágenes interiores a partir de las cuales construir su mundo cinematográfico.

“Las ideas son como peces. Si quieres atrapar peces pequeños, puedes permanecer en el agua poco profunda. Pero si quieres coger el pez grande, tienes que ir más en profundidad. En el fondo, los peces son más potentes y más puros, enormes y abstractos. Y son muy hermosos” (Lynch, 2008).

Su método es muy personal. De hecho, se adscribe a una línea de meditación oriental. Nos sugiere algunos elementos: la importancia de la visualización mental (la imaginación) en algunos procesos creativos, sobre todo por las personas que utilizan mucho el medio visual-espacial para relacionarse con el mundo. A partir de estas sugerencias, integradas con estudios recientes relacionados con la práctica del mindfulness y el proceso creativo, hemos integrado ejercicios de imaginación y visualización en imágenes como herramienta pedagógica.

Otro elemento interesante es que, con su escrito, D. Lynch reafirma lo que ya postulamos sobre el método: todos pueden ser válidos a condición de buscar el nuestro. También sorprender y dejarse sorprender es estimulante. El hecho de que la práctica creativa de D. Lynch sea la meditación y que genere al final del proceso un universo artístico tan perturbador y hasta turbio a veces, refuerza nuestra teoría de que el camino de la creación es “creativo” por definición; así que, a veces, herramientas, objetivos y resultados parecen estar enfrontados, o por lo menos instalarse en la contradicción. Es exactamente esta contradicción la que invitamos a vivir y experimentar. Cuando utilizamos las herramientas pedagógicas para impulsar un proceso creativo podemos encontrarnos con resultados sorprendentes.

Indaguemos en nuestros procesos creativos y nuestra relación con la capacidad de visualizar imágenes. Propongamos al grupo clase de reflexionar sobre el proceso de encontrar nuevas ideas.

Estas ideas son:

  1. ¿Cómo las encontramos? ¿Hay una experiencia que nos facilita ser más creativos o tener nuevas ideas?
  2. ¿Hay diferencia para nosotros? La respuesta depende mucho de qué tipo de inteligencia predomina respecto a las otras. Es interesante observar las respuestas del grupo clase.
  3. Introducimos la historia de las ideas desde Platón, pasando por Descartes y Kant, hasta las IM: ¿Qué diferencia hay entre una idea y su representación? Dibujamos la silla, la mesa, un sentimiento. Investigamos sobre nuestra representación.
  4. Si nos sentimos cómodos y el grupo es receptivo, proponemos una visualización guiada. Podemos tomar, por ejemplo, la propuesta sobre fotografía. Después compartimos juntos lo que hemos encontrado y aprendido. Subrayando, siempre, que la visualización interna es una forma que encaja mejor con unas personas (esencialmente visuales), así que no poder visualizar es muy normal para algunos.


Leave Comments