Agustina Gómez Rodríguez, profesora de CEUPE y experta en neuropsicología, nos da las claves de estos dos tipos de aprendizaje, cada vez más usados hoy en día en el sector educativo.
En un mundo donde cada vez es más importante reinventarse y adaptarse a los cambios que van viniendo, se le suma la importancia de ir cambiando los métodos de enseñanza para que las nuevas generaciones estén preparadas para todo lo que estás por venir.
La educación tradicional que se conocía hace unos años ha pasado a un segundo plano para dar paso a una más moderna e innovadora donde no solo importa que el alumno estudie y se aprenda los contenidos, sino también que tenga un pensamiento crítico hacia las diferentes realidades que le rodean.
En este sentido, y aunque hay muchos métodos de aprendizaje, queremos resaltar el experiencial y el emocional. La Asociación para la Educación Experiencial, define el aprendizaje experiencial como "una filosofía y metodología en la que los formadores diseñan actividades que sumergen a los estudiantes en la experiencia directa y les ayuda a desarrollar habilidades, aumentar conocimiento y clarificar valores".
Agustina Gómez Rodríguez, profesora de CEUPE y experta en neuropsicología, nos cuenta que este tipo de aprendizaje "se diferencia del abordaje tradicional en que los docentes o facilitadores, involucran primero a los alumnos en la acción y luego les piden que reflexionen acerca de la experiencia que han tenido para que descubran los conceptos teóricos".
Este tipo de aprendizaje experiencial se centra en el presente, apoyándose en el pasado para así acabar proyectando influencias positivas sobre esa persona hacia el futuro. Por lo tanto, el profesor debe "organizar y facilitar experiencias directas y situaciones en las que se presume, generarán aprendizajes genuinos, significativos y duraderos".
Asimismo, cuando hablamos de este tipo de aprendizaje, podemos decir que se base en los siguientes fundamentos que nos explica Gómez Rodríguez.
Para empezar, el alumno es el protagonista de todo este proceso. Todas las actividades que se realizan durante el proceso de aprendizaje van acompañadas por "reflexiones, análisis crítico y síntesis". Asimismo, "el aprendizaje experiencial tiene presente la pertenencia y relevancia para el alumno". Las herramientas utilizadas no son otras que las conclusiones a las que llegan los alumnos o el propio profesor, las consecuencias naturales de una manera de pensar, de sentir o comportarse.
Todo ello promueve que el estudiante tenga curiosidad por saber más, se fomente la creatividad, así como la necesidad de resolver dudas que tenga y explorar nuevas cosas y conocimientos que no había explorado antes. "Refuerza valores como la responsabilidad, la equidad, la diversidad, la inclusión, la cooperación, el respeto y la actitud de servicio".
Dejando a un lado el aprendizaje experiencial, podemos hablar de otro tipo de aprendizaje que no es otro que el emocional, que como bien dice la palabra, se basa en ser conscientes de nuestras propias emociones, de los momentos críticos y de la incertidumbre.
"La educación tradicional nos enseña desde tiempos inmemoriales que hay que hacer para tener y apenas nos enseñan del ser. Piensan que no es importante pasar por el ser para tener, pero no están en lo cierto", explica la profesora de CEUPE.
En este tipo de aprendizajes es muy importante saber gestionar los pensamientos propios para así poder modificar los resultados finales. De la misma manera, "las emociones son generadas por los pensamientos de forma instantánea", por lo que un pensamiento positivo traerá emociones positivas y lo mismo pasa si tienes pensamientos negativos.
Por lo tanto, en este tipo de aprendizaje se trata de dejar de pensar siempre en automático, y comenzar a innovar, siendo más creativos y reflexivos. La idea es utilizar un mecanismo de doble vía que va desde lo emocional hasta lo racional que es lo que te hace sacar la parte de la lógica y el análisis de las cosas y "luego hacer el camino inverso, ir desde la lógica a la emoción".
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