Las alianzas estratégicas, en su esencia, se fundamentan en la premisa de que "juntos somos más fuertes". Con esta táctica, las organizaciones buscan capitalizar sus fortalezas individuales, mitigar debilidades y enfrentar desafíos complejos con una perspectiva compartida.
Además, estas asociaciones no solo tienen el potencial de impulsar el crecimiento orgánico, sino que también pueden catalizar la entrada a nuevos , la penetración en segmentos específicos de la industria y el acceso a recursos críticos de manera eficiente.
¿A qué llamamos alianza estratégica?
Se entiende por alianza estratégica a la colaboración formal entre dos o más entidades comerciales en la que combinan sus recursos con el fin de alcanzar objetivos empresariales comunes.
Estas alianzas buscan esencialmente crear sinergias que permitan a las empresas involucradas aprovechar sus cualidades individuales, combinarlas, y superar así desafíos en conjunto.
Cuando hablamos de compartir recursos, nos referimos específicamente a los de carácter tecnológico, infraestructural, humano, financiero, mercadotécnico, investigativo, logístico, productivo, y/o de conocimientos.
¿Qué elementos básicos debe tener una alianza estratégica?
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Objetivos en común: Las empresas deben tener metas parecidas para trabajar juntas.
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Trabajo compartido: Cada empresa aporta cosas diferentes para ayudarse mutuamente.
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Ganancias para todos: La alianza debe traer ventajas para cada una de las entidades participantes.
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Saber quién hace qué: Cada empresa debe saber qué tareas le tocan para evitar problemas.
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Capacidad de adaptación: Si las cosas cambian, las empresas deben poder adaptarse.
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Buena comunicación: Las empresas deben comunicarse bien para resolver problemas juntas.
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Confianza general: Es importante creer que las partes involucradas cumplirán con sus labores.
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Establecimiento de reglas: Deben poner por escrito las reglas de la alianza, como cuánto tiempo dura y cómo se puede terminar.
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Decir adiós, si es necesario: Si la colaboración no funciona, debe haber un plan para disolver la alianza sin que hayan daños.
¿Qué beneficios tiene formalizar una alianza estratégica?
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Acceso a otros mercados: Mediante una alianza, las empresas pueden acceder a mercados que de otro modo serían difíciles de alcanzar por sí solas. Básicamente, la posibilidad de expandirse geográficamente y llegar a nuevos grupos de clientes se torna mayor.
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Mejora en la oferta de productos: Esto, dado que el trabajo coordinado gira en torno a satisfacer de mejor manera a los clientes, conduciendo así a un catálogo mejorado de productos o servicios. Combinar capacidades puede resultar en la creación de nuevos productos, o mejorar los que ya se tienen de base.
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Minimización de riesgos: Los integrantes de una alianza pueden enfrentar los desafíos de manera conjunta, lo que reduce la vulnerabilidad individual.
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Mayor competitividad: Ya que al unir sus recursos las empresas pueden presentarse como una fuerza más sólida para enfrentar con mejores perspectivas de éxito a la competencia.
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Reducción de costos: Los costos operativos se reducen, esto se debe a que se comparten gastos en áreas como investigación, producción, distribución y marketing.
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Mejora en la eficiencia operativa: Las empresas pueden experimentar una mejora tangible en la eficiencia de sus procesos internos y externos. El hecho de compartir estrategias, procesos, tecnologías y sistemas puede llevar a una optimización general en las tareas operativas.
Problemas que pueden existir en una alianza estratégica
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Objetivos diferentes: Si las empresas tienen objetivos distintos, el hecho de trabajar juntas en una misma dirección puede dificultarse.
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Intereses contrapuestos: Las empresas podrían pelear por aquello que les conviene más, causando problemas internos.
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Exposición de información confidencial: Compartir información estratégica con los demás integrantes puede aumentar el riesgo de filtración de información delicada.
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Dependencia excesiva: Una alianza podría llevar a una dependencia excesiva de los recursos de la otra empresa, lo que podría volverse problemático si hay cambios en la relación.
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Riesgo de deserción: Si una de las partes decide abandonar la alianza, puede dejar a la otra empresa (o al resto de empresas) en una posición desventajosa o enfrentando dificultades inesperadas.
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Competencia interna: Si las empresas tienen áreas de superposición en sus operaciones (es decir, si hacen cosas parecidas), la alianza podría generar competencia interna no deseada.